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No me interesa la gente

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 Definitivamente, desde hace un tiempo me he dado cuenta de que la mayoría de la gente que me rodea por obligación (conocidos, compañeros de trabajo...) no me interesa, no me aporta, me aburre.  Recuerdo tener un sentimiento similar cuando era adolescente. Mis intereses en ese momento eran distintos, no me interesaba el salseo ni gustarle a cuatro borregos, no me interesaba la música comercial ni las películas de Marvel. Ni muchísimas otras cosas que no me apetece ponerme a recordar. Me sentía rara y obligada a socializar con gente para no quedarme fuera o sola, a meterme en un grupo que he mantenido durante los años pero que sigo pensando que no pinto nada y que mantengo por un estigma social pueblerino, aunque mis apariciones son cada vez con menor frecuencia anual. Sentía que mi personalidad era distinta y no encajaba en lo que la gente hacía. Que la gente de mi alrededor no tenía curiosidades y su máxima era estar en esas mismas cuatro esquinas toda la vida, 15 años despué...

Placas tectónicas

Hoy no sé con qué música aderezar esta entrada, no sé qué melodía o ritmo puede acompañar tal situación. En el café diario del trabajo salen diferentes temas y habitualmente se trata de ser neutro y no mostrar mucho tus ideales, valor y creencias por no levantar conflictos. Pero hoy he tenido que soportar, apartar la vista y respirar más que en una asana de kundalini para no reventar a argumentos a una compañera, tremendamente cateta que ha expresado que los inmigrantes: además de robarnos, les dan una paga. Ese discurso de alguien que viene de la España más profunda, que el estado del bienestar le ha permitido tener unos estudios superiores que sus padres no podían costear y con múltiples patologías que la sanidad pública le atiende. En sus relaciones personales no me voy a meter pero os podéis imaginar la procedencia de sus parejas... En la parte opuesta, otra compañera espera a que se levanten el resto y busca complicidad para comentar la sentencia que había soltado la anterior y ...

El juego de las oficinas

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  Vuelvo por aquí, tranquilos (las 3 personas que me seguís) no me ha dado suficiente bajón como para dejar de escribir, he estado desconectada porque otra persona ha puesto letra, etiquetas y titulares a mis turras mentales y me ha hecho un favor enorme estas dos semanitas que he estado viajando. Gracias diosito de internet por llevarme hasta el libro de Beatriz Serrano "El descontento" por que no se puede describir mejor una bajona de los treinta trabajando en una oficina. El título de hoy lo tomo prestado de su libro, donde cuenta, lo que efectivamente, nos pasa a la gente con un mínimo de consciencia que trabajamos en una oficina donde el 70% de los puestos de trabajo son totalmente innecesarios e injustificados que ocupan mentes vacías con delirios de grandeza. Párate a observar a tus compañeros de trabajo, los lunes y martes se preguntan por el finde anterior, los jueves y viernes por el próximo finde, el miércoles lo reservan a hablar de obviedades y simpleces que incl...

Girl, so confusing

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Ella lo ha entendido todo. Charli XCX escribió a sus 32 años "Girl, so confusing" y sí, tiene toda la razón. Mi guía en esta rampa hacia los treinta son estas personas que ponen letra al ruido de mi cabeza, identifican las emociones y le ponen una base de techno para que reflexione sobre tropezar y fracasar mientras bailo en un after. Por que, es confusa esta transición entre adolescente y adulta funcional. Las que hemos seguido el caminito de estudios: instituto, carrera, máster, etc, nos plantamos en los 30 prácticamente recién llegadas a un sistema que ya no nos dice qué hacer pero nos sigue juzgando por no hacer "lo que se espera" de una mujer a los 30.  Hartas de hincar codos para conseguir unos papelitos que nos acrediten como competentes en un mercado laboral de viejos y señoros, solo queremos ir de fiesta hasta reventar pero como el cuerpo no lo aguanta el sistema nos mete rollos de self-care, skin-care, taller de cerámica, cross-fit, clases de bachata o cu...

Yoga para el ruido de la cabeza

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 Hace 8 años que practico yoga, es mi relación más larga. Cuando empecé éramos cuatro gatos en una burbuja, ahora lo hace todo el mundo y como cualquier cosa que se hace mainstream me empieza a agobiar. El balance del efecto sigue siendo positivo pero llevo una temporada que ya no me hace el mismo efecto que me hacía antes y tengo cada vez más capacidad de disociar. Pero sigue siendo mi ancla a la cordura, o eso me creo yo. Estas semanas me ha dado un bajonazo terrible viendo que se acercan los 30 y no tengo nada cumplido de esa check list social que apesta a charca pero se te mete en cada neurona hasta que te vuelve completamente cucucha de la cabeza. Y, como no, he decidido adentrarme de nuevo en la práctica estricta de yoga por qué no hay nada que me guste más que seguir el caminito que te marque cualquiera para no pensar en qué debo hacer. Esta consiste en hacer durante 40 días una serie de ejercicios para alcanzar el silencio interior, vamos para que te calles de una vez y par...

¿Qué hago aquí?

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 Este es otro intento más de ocupar el tiempo. Llego aquí ya cansada de muchísimas cosas, de ver redes sociales, de intentar estudiar y mejorar en mi vida laboral (aunque me apunto a cursos cada mes) con la esperanza de mejorar un salario precario que no me da para pagar la cuenta de Spotify. De esperar a ver si algo cambia y de pronto todo tiene sentido... Qué circo! Me aburre severamente la actualidad en general y sobre todo la política actual. Busco en esto una vía de escape donde las conversaciones no vayan orientadas a hablar de lo loco que está D. Trump o el circo de Elon Musk y sus palmeros. Me aburren las comunicadoras políticas enfadadísimas que repiten mantras para llenar su ansia de aplausos y conseguir un descuento en maquillaje. Me canso de la gente y del capitalismo. De la crisis de la vivienda y de muchas cosas en general que iré soltando por aquí para entretenerme y desahogarme a modo de turra virtual. Si alguien cae por aquí harta del bajón de los 30 que levante la...