Placas tectónicas

Hoy no sé con qué música aderezar esta entrada, no sé qué melodía o ritmo puede acompañar tal situación.

En el café diario del trabajo salen diferentes temas y habitualmente se trata de ser neutro y no mostrar mucho tus ideales, valor y creencias por no levantar conflictos. Pero hoy he tenido que soportar, apartar la vista y respirar más que en una asana de kundalini para no reventar a argumentos a una compañera, tremendamente cateta que ha expresado que los inmigrantes: además de robarnos, les dan una paga.

Ese discurso de alguien que viene de la España más profunda, que el estado del bienestar le ha permitido tener unos estudios superiores que sus padres no podían costear y con múltiples patologías que la sanidad pública le atiende. En sus relaciones personales no me voy a meter pero os podéis imaginar la procedencia de sus parejas...

En la parte opuesta, otra compañera espera a que se levanten el resto y busca complicidad para comentar la sentencia que había soltado la anterior y la situación que ha traído este tema, el conflicto en Torre Pacheco. Municipio de Murcia donde se ha levantado una cruzada de la ultraderecha contra Magrebíes y Marroquíes que residen en el pueblo por cercanía a sus puestos de trabajo en la huerta.

Este es el conflicto del verano en una España atrapada en un algoritmo que muestra discursos de odio y que arrastra a la gente que, aunque tubo grandes oportunidades de desarrollar su intelecto, lo dejo caer y suscribe cada palabra que los difamadores y creadores de odio repiten sin parar para adueñarse de sus cuerpos como armas. Como Platón describe a los guerreros: su función es ejecutiva y militar, no deliberativa.

Esta gente, protagonista de agresiones y comentarios demoledores, son de la generación LOGSE, donde el absentismo escolar y analfabetismo ya bajó después de muchos años. Esta gente puede recordar los ríos de España, algunas normas ortográficas, incluso algunos recuerdan donde están las placas tectónicas más importantes, pero no consiguen recordar ninguna clase de historia donde les explicaron el genocidio y dictadura fascista. No recuerdan por la situación que pasaron sus abuelos, ni les importa lo más mínimo. Son cerebros modificados a gusto de creadores de videojuegos y algoritmos que consiguen bloquear cualquier resquicio de pensamiento crítico.

Esta no es una entrada habitual, pero es importante encontrar un refugio literario entre tanta locura.

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